Con esta tercera entrega terminaremos los consejos sobre gatitos y viajes. Hoy hablaré del desplazamiento en otros medios de transporte y daré unos consejos finales referidos a la adaptación al lugar de destino.
Viaje en avión
El avión: le resultará aún más estresante, especialmente si no le dejan viajar con nosotros: transportín, ruidos amenazantes, olores extraños, soledad en un espacio de carga y la sensación extraña que experimentará en el despegue y el aterrizaje. Por ello intenta viajar con una compañía que permita que el animal viaje debajo de tu asiento dentro del transportín: evitarás causarle un trauma, dañar su salud con los bruscos cambios de temperatura que se experimentan en el área de carga y el peligro de que se escape o sufra un accidente en ésta como ya ha ocurrido en el pasado.
Recuerda lo «bien» que llegan algunas maletas sin ruedas y con el asa reventada: pues eso.
Cada vez hay más compañías que lo permiten, el problema es que está restringido a un peso determinado y a un número de mascotas concreto por vuelo; por ello consulta con tiempo para evitar que ya estén todas las plazas para mascotas cogidas.
Otro consejo: procura elegir un vuelo sin escalas para reducir al máximo el nivel de estrés y la duración del viaje.
Transportín: Si por desgracia no te queda más remedio que dejarlo en el área de carga, escoge una jaula de plástico duro en la que esté cómodo pero en la que pueda sentirse protegido y acurrucado por el tamaño, con su juguete y alguna prenda tuya.
Si viaja contigo en cabina escoge una de tela que se amoldará mejor debajo de tu asiento.
En un caso u otro deberás cubrir el suelo con papel y material absorbente por si vomita o se pone malo del estómago.
Vacunación y documentación: Infórmate bien de todas las vacunas necesarias ya que hay países que exigen vacunas especiales y consulta con tu veterinario si se encuentra en perfecto estado de salud para viajar en avión. No se recomienda que viajen gatas gestantes, cachorros de menos de tres meses, gatos convalecientes de una operación, que hayan pasado una enfermedad fuerte recientemente ni los gatos recién vacunados.
Debe ir identificado con todos los documentos en regla (chip, carnet de vacunaciones, pasaporte internacional y certificado anual de anticuerpos de la rabia). Además te exigirán que lo saques de la jaula para inspeccionarlo así que es esencial que lleve su arnés y la chapita identificativa.
Hay países en los que es imposible entrar con un gatito; por ejemplo, Gran Bretaña e Irlanda. Consulta la regulación que hay en cada país europeo referida a mascotas mientras planificas tu viaje.
Barco
La política que rige en las principales compañías navieras españolas es que permiten mascotas pero no podrán viajar con nosotros, ni, por supuesto, en el coche que tenemos aparcado en la bodega; irán en espacios especialmente habilitados al efecto con jaulas y transportines. El personal de a bordo te indicará en qué lugar tienes que dejar al gatito y el horario para visitarle y darle de comer. Si se marean en coche, imagina en barco. Así que, como te dije en la primera entrada, viaja con él si no te queda más remedio porque lo pasará fatal.
Tren
En España no suele haber problemas para viajar con gatos en trenes siempre que vayan en un transportín que cumpla con las medidas exigidas por la compañía y su peso sea inferior al establecido. A diferencia de la mayoría de los países europeos hay que pagar un billete por ellos salvo en cercanías.
Autobuses
Las grandes compañías de autobuses permiten mascotas siempre que viajen en los maleteros dentro de su transportín. Generalmente sólo permiten uno por viaje y es necesario pagar billete (en general). Aunque tienen un espacio habilitado para ellos el maletero no lo está así que pasará calor en verano y frío en invierno así que mejor trayectos cortos. Por Dios: no recorras media Europa con el animalito en el maletero del autobús.
Consejos finales
Tras viajar el gatito estará mareado, desorientado y asustado. Cuando llegue a su destino se encontrará aún más confuso ya que no es su territorio, así que haz todo lo posible para crearle un espacio en el que se resguarde (como te recomendé hicieras cuando acabas de adoptar a un gatito) y en el que haya agua fresca, su pienso y su juguete.
Algunos recomiendan no darle de comer 12 horas para forzarle a acudir cuando tenga hambre pero a mí me parece maltratarlo, la verdad: que venga cuando quiera.
Si es destino vacacional por un período breve de tiempo yo no lo dejaría suelto en la calle por muy identificado que esté, pero eso va en cada uno. En todo caso lo sacaría a pasear con el arnés porque si se pierde no le resultará sencillo volver a casa y no es la primera vez que un dueño pierde a su amigo el mismo día de regreso o dos días antes y debe regresar sin él: yo no me arriesgaba.
Espero que estos consejos te hayan resultado de utilidad. Ya verás como a partir de ahora tu gato se convierte en todo un viajero.