Más que fiel
El video más visto en estos últimos días muestra a un perro que en el medio del terremoto-tsunami de Japón, se niega a ser rescatado por hombres que lo intentan, hasta tanto no sea ubicado otro perro, al que ayuda a ubicar dirigiendo a esos hombres. Realmente impresionante. Una muestra más de la solidaridad animal. Un ejemplo de la generosidad de la raza frente a situaciones límites. Ambos perros se salvaron. Final feliz.
Esa admirable actitud sucede y además todos podemos verla a través de lo medios de comunicación masivos que hoy nos interconectan. Esta vez esos medios nos llenan de un cálido sentimiento de respeto y de esperanza. La naturaleza, a través de este animal, nos revela su costado amable, en el medio de una tragedia producida por la misma naturaleza. Y en el medio, el hombre, como víctima, como testigo, como protagonista, por un lado de la propia tragedia y por otro lado de la situación alentadora.
Ese hombre que, a veces, tiene tanto que aprender de los animales, aún cuando en su soberbia y en el entendido de que está al tope de la cadena de la evolución, pueda creer que reina por encima de todo y que todo debe estar a su servicio. Ese hombre que, mientras observa cómo un perro se sacrifica por otro, a riesgo de su propia existencia, mira cómo del otro lado del planeta otros hombres se matan entre sí en actos de terrorismo y guerras.
Cuánto tenemos que aprender de los animales! Es cierto que también ellos tienen luchas encarnizadas por la sobrevivencia y pueden llegar a matar por eso, pero nosotros, los hombres, la “raza superior” nos matamos entre nosotros por otras causas, que no siempre tienen que ver con sobrevivir.
Observemos un poco más a nuestras mascotas. Podemos aprender de ellas. Pueden mostrarnos sentimientos que, a veces, creemos que son sólo monopolio de los hombres: compasión, compresión, solidaridad, fidelidad, amor.