Hoy voy a hablaros de una raza gatuna muy llamativa y relativamente reciente: el Munchkin o gato enano. Lo traigo a la palestra porque, como en el caso de algunos perros (los basset hound o los Dachshund), es un claro problema morfológico (una acondroplasia manifestada en la cortedad de sus extremidades) lo que lo ha diferenciado y encumbrado como raza reconocida. Y siempre está bien apreciar la diferencia en lugar de criticarla…
La raza se fija en 1983 en Louisiana (Estados Unidos) a partir de un par de gatos comunes mutantes, aunque ya se han visto ejemplares con estas condiciones en Rusia y el Reino Unido desde el siglo XIX. Por fortuna, la peculiar morfología de sus patas no supone ningún problema de columna ni impedimento para el movimiento de estos animales, aparte de dar saltos más cortos que otros gatos, como es lógico.