Cuando hablamos de perros o gatos, solemos clasificarlos refiriéndonos a sus razas. Es evidente que la diferencia entre un pastor alemán, un mastín y un caniche salta a la vista; además, tampoco tienen mucho que ver los gatos siameses con los gatos silvestres. Sin embargo, ¿qué implica exactamente el concepto de raza?
Las diferentes razas de perros o gatos se engloban siempre dentro de la categoría de una misma especie. Es decir, no puede haber un gato y un perro que pertenezcan una misma raza porque, previamente, pertenecen a especies irreconciliables.
Los animales que se engloban en una misma raza, este criterio no es exclusivo de perros y gatos, tienen unas características muy similares, casi idénticas en su aspecto y comportamiento. Esta es la razón por la que tenemos gran facilidad para identificar las razas de los animales en cuanto hemos visto a dos o tres individuos pertenecientes al mismo grupo.
No obstante, al margen de estas semejanzas, el hecho que verdaderamente determina una raza es tener un sistema de antepasados común. Más frecuente que en el caso de los gatos, aunque también, los perros han sido apareados selectivamente durante miles de años por el ser humano, para obtener unas características específicas.
Un resultado positivo de raza es el momento en el que una raza se cataloga como nueva. Para esto es necesario demostrar que un par de individuos de un tipo produce siempre otros con las mismas características. No obstante, este requisito es más relativo de lo que parece y se suelen generar bastantes debates.
En lo que respecta a los perros, las selecciones estuvieron fundadas en criterios de utilidad, como por ejemplo, desarrollaron razas con habilidades para la caza. Sólo más adelante, empezaron a tenerse en cuenta criterios estéticos, donde lo que importa es buscar morfología y colores diferentes y llamativos.
Muchas de las razas aparecen en los registros caninos o de gatos como “razas puras”. Los individuos que pertenecen a éstas son aquellos cuyos progenitores y ancestros pertenecían igualmente a aquella raza. Un paso más allá, aquellos cuyos ancestros están registrados formalmente, se dice que tienen “pedigrí”. No obstante, estas exigencias han generado controversias, ya que en poblaciones pequeñas lleva a la endogamia.
En lo que respecta a los perros, el registro de razas viene controlado por la Fundación Cinológica Internacional (FCI). Actualmente reconoce 337 razas, siendo cada una de ellas propiedad de un país específico. Son éstos últimos los que determinan el estándar de la raza: es decir, sus características ideales. Sobre éstos serán los que los jueces tendrán que basarse para decir si un perro pertenece a la raza o no. En cuanto a los gatos, estas cuestiones vienen reguladas por Federation Internationale Féline (FiFe) y e International Cat Association (TICA), siguiendo criterios muy similares.