La acuariofilia es una afición a la cría de organismos acuáticos, predominantemente peces, en condiciones controladas. Los orígenes datan desde hace más de dos mil años en China, donde se criaban carpas doradas en estanques. Originalmente, las especies no eran demasiado variadas, puesto que necesariamente habían de ser resistentes: los mecanismos de mantenimiento eran bastante rudimentarios. Los más comunes fueron, por tanto, la carpa koi y el carpín dorado.
Durante la Dinastía Song, se popularizó el conservar peces dorados en recipientes de cerámica (precedente de las peceras posteriores).
Por otro lado, los sumerios y los romanos crearon estanques que fueron precedentes de la acuicultura. Es decir, que criaban peces con fines alimenticios, en lugar de estéticos como los chinos.
A lo largo de los siglos, de los estanques, se pasó a las peceras, hasta la actualidad, en la que tenemos una amplia variedad de acuarios modernos. Realmente, no conocemos con exactitud cuándo apareció el concepto de recipiente de cristal a modo de tanque para ser contemplado. Aproximadamente en 1750 se introdujo en Europa la cría de peces de colores. La acuariofilia contemporánea requiere gran precisión y conocimiento, basándose en la ciencia de la acuariología. De hecho, hasta que esta no se empezó a desarrollar más profundamente, en torno a la década de los treinta del siglo pasado, fue imposible la introducción de especies tropicales: primero, por la dificultad de encontrar las especie y transportarlas; y, segundo, por las dificultades de mantenimiento, en lo que respecta a acondicionamiento y alimentación del hábitat artificial.
El sentido primordial de la acuariofilia moderna consiste en la recreación de un entorno artificial donde todo tipo de especies acuáticas puedan subsistir a través del uso de técnicas de mantenimiento. Por supuesto, cada acuario albergará a un biotipo de habitantes con unas necesidades similares (temperatura, luz, naturaleza del agua, espacio disponible, etc.). En un sentido muy general, podemos diferenciar tres grandes clases de acuario: de agua dulce (simula ambiente lacustre o fluvial), de agua salada (simula ambiente marino u oceánico) y de agua salobre (que simulan albuferas o estuarios).
Los acuarios más conocidos son aquellos destinados a peces, sin embargo, también hay muchos otros que destinados en exclusividad a plantas acuáticas, invertebrados, anfibios y reptiles acuáticos.
La acuariología es un hobbie que entusiasma a millones de personas a lo largo del mundo. A modo de curiosidad, en Estados Unidos es la tercera afición más corriente, seguida de la fotografía y la filatelia. Por otro lado, en torno a ella, hay una industria que mueve miles de millones todos los años. En ella no sólo están implicados los peces, acuarios e instrumentos de conservación; también hemos de contar con la multitud de publicaciones (revistas, manuales y libros) que genera.