Probablemente, una de las mascotas más exóticas que podemos tener en nuestra casa, sea el cerdo vietnamita. Aunque la domesticación del cerdo común por el hombre data de hace aproximadamente 5.000 años, durante la mayor parte de este tiempo se han criado con fines alimenticios y no de compañía. Tener a un cerdo doméstico como mascota, es una posibilidad prácticamente inviable, por sus dimensiones y la cantidad de recursos que consume.
No obstante, el cerdo vietnamita, es diferente, principalmente por su reducido tamaño. Aunque en España aún resulta bastante insólito encontrar un cerdo vietnamita en un hogar, en Estados Unidos ya se trata de una costumbre bastante arraigada. A modo de curiosidad, George Cloonie fue uno de los primero en adquirir uno de éstos.
Se trata de un tipo de cerdo que mide en torno a medio metro de longitud y no suele sobrepasar los 35 kilogramos de peso. En lo que respecta al resto de su morfología, son animales de color negro, con manchas blancas en el vientre. Viven en torno a 15 y 17 años.
En cuanto a su alimentación, son omnívoros. Si vamos a tenerlos en el hogar, se recomienda que les demos frutas, verduras y compuestos de cereales, combinándolos con pequeñas cantidades de proteínas: carnes, pescados, piensos para perros, etc. Si les damos pienso de cebo, correremos el riesgo de sobrealimentarles y de que sufran problemas de obesidad. A veces se recomienda el pienso para caballos, porque contiene muchas proteínas, pocas grasas y les mantiene sanos y fuertes. También debemos asegurarnos de que dispongan de agua fresca para beber.
Son animales bastante sociables: se relacionan bien con otros cerdos de su especie, perros y niños; de hecho, les gusta mucho jugar y son muy cariñosos. Es bueno que se les saque a pasear. No obstante, necesita hacer ejercicio con asiduidad.
Lo adecuado es que haga sus necesidades en un arenero de gatos, y no en la calle como los perros. En contra del concepto general que se tiene de los cerdos, éstos son muy limpios, lo cual supone una ventaja añadida para la convivencia con su especie. De hecho, su olor corporal es más suave que el de los perros, necesitando, como éstos, un baño de vez en cuando.
Por otro lado, son muy inteligentes, lo cual facilita el adiestramiento. No obstante, esta capacidad suya puede hacer se nos vayan de las manos. Son bastante glotones y pueden aprender, por ejemplo, a abrir la nevera solos y robar comida. Pueden llegar a ser destructivos si se les educa mal. Sin embargo, su inteligencia, ligada a su gran sentido del olfato, ha hecho que a menudo el hombre les use para rastrear trufas, detectar explosivos y alijos de droga.