Cuando adoptamos un gatito, no sólo tenemos que tener en cuenta sus necesidades básicas, como la alimentación, la higiene o el descanso; si queremos que nuestra mascota adquiera calidad de vida, hemos de tener en cuenta muchos otros factores. Una de las cuestiones más importantes, y a la que deberemos prestar atención desde temprano, es su socialización. Para esto, habremos de aportarles cariño sin sobrecargarles, pues los felinos, en general son muy independientes y necesitan descubrir cosas y aprender por sí mismos.
No obstante, el juego puede ser un gran aliado para sus amos, en el momento de la adopción y el adiestramientro consiguiente.
En primer lugar, hemos de tener en cuenta que una gran peculiaridad de los gatos –a diferencia, por ejemplo, de los perros– es que su naturaleza les impulsa a tomar la iniciativa. Por lo tanto, no seremos tanto nosotros como ellos los determinemos las normas del juego. Pocos gatos nos devolverán una pelota que le hayamos lanzado; sin embargo, pueden pasarse horas intentando cazar los cordones de tus zapatos.
Los gatos son animales cazadores de hábitos nocturnos. Si regresas cansado de trabajar, habrás de tener un poco de paciencia cuando tu gato te reclame atención. No te preocupes, tendrá su recompensa, pues su gran inteligencia y desparpajo te harán pasar ratos inolvidables.
No es necesario que nos gastemos grandes fortunas en juguetes especializados. Una simple pelota de papel de aluminio atada a una cuerda, un globo, una bolsa de plástico o una caja de cartón pueden ser más que suficientes. Por otro lado, les gustan mucho los objetos brillantes.
En todo caso, hemos de tener especial cuidado con piezas pequeñas, objetos afilados o metálicos, etc. Basta con emplear el sentido común para localizar aquellos elementos que pueden perjudicar la salud de nuestra mascota.
No obstante, al margen de los juguetes, a los gatos les gusta mucho jugar a directamente con sus dueños u otros animales. Se esconden, trepan, saltan, erizan sus lomos y aparecen por sorpresa en cualquier momento y lugar. Cuando jugamos con ellos es normal que nos causen ciertas heridas, provocadas por sus arañazos y mordiscos. Sin embargo, hemos de controlar estas tendencias dejándole claro cuándo se está portando mal. Son animales sumamente inteligentes y jerárquicos: si se dan cuenta de que tú eres la autoridad, sabrán respetarte. Para ello, lo que deberías hacer es usar el juego como un premio y emplear un tono firme –no histérico– cuando quieras enseñarle.
Para finalizar, un dato bastante curioso: cuando los gatos restriegan su hocico contra elementos o personas, no están demostrando su afecto ni pidiendo mismos, sino que están delimitándolo como parte de su territorio. Esto es así porque en este punto tienen unas glándulas sudoríparas que exudan una sustancia olorosa que caracteriza al animal.