El perro ha acompañado al ser humano desde tiempos inmemoriales, y seguramente incluso antes de su adiestramiento ya colaborara con nuestra especie a la hora de cazar presas. A lo largo de milenios hemos ido especializando las labores cinegéticas y creando distintas razas de perros que se adaptan mejor a unas situaciones o a otras. Es importante por ello saber distinguir entre unas y otras.
Por ejemplo, los perros de caza y los perros de presa no se consideran lo mismo. Los perros de presa, también conocidos como de agarre, son los que se usan en caza mayor para atrapar e inmovilizar a animales de mayor tamaño y peligrosidad (por ejemplo, en la caza del jabalí). En este grupo por ejemplo podríamos encontrar al dogo argentino o al Ca de Bou, entre otros.
En lo que respecta a los perros de caza propiamente dichos, podemos encontrar ocho grupos, según la clasificación de la Federación Cinocológica Internacional (FCI). En todos ellos la labor del adiestrador de perros es fundamental, sobre todo para conseguir que nuestro can obedezca nuestras órdenes y transporte la presa, en lugar de destrozarla.
Los sabuesos y perros de rastro son los que siguen a la presa a través del olfato y no de la vista. Suelen tener grandes orejas y colgantes, y su olfato es superior al de otras razas de perros. En función de la raza concreta, pueden utilizarse tanto para caza mayor como menor. Los galgos o lebreles destacan por su habilidad para capturar presas muy rápidas, y a pesar de su constitución delgada también son capaces de abatir animales de tamaño considerable.
Los terrier, por su parte, son excelentes para la caza de ratas, zorros, tejones y conejos, ya que son capaces de entrar a las madrigueras de esos animales y forzarlos a que salgan. No obstante, también son excelentes cazadores sobre tierra, haciendo de ellos una raza especialmente polivalente. Los pointer están especializados en detectar la presa y señalarla (de ahí su nombre en inglés) y sobre todo se utilizan para cazar presas pequeñas, como las aves. Parecido desempeño es el de los retriever, que como su nombre indica, “cobran” la presa. Es decir, la recuperan después de que haya sido abatida por el cazador mediante arma de fuego.
La misma función que los retriever, pero con las aves acuáticas, es la que realizan los perros de agua. Los perros levantadores (o spaniel), por su lado, cumplen una función parecida a los pointer, pero deben levantar la caza. Y por último, los perros de agarre son los más fuertes y poderosos, y son los que mantiene sujeta a la presa mientras llega el cazador. Son muy apreciados en las monterías, y entre ellos se encuentran el dogo argentino y el alano español.
Los seguros para los perros de caza permiten al cazador tener cobertura en la responsabilidad civil ante los daños tanto materiales como corporales que puedan provocar los perros de caza. Además, en este tipo de seguros de caza se suele incluir el pago de costas y gastos que se deriven de un posible juicio si el cazador es declarado culpable por el juez.
El seguro para perros de caza se puede realizar durante todo el año. Normalmente suele haber un límite de cantidad por perro, y también un tope máximo de dinero total por todo tipo de siniestros que ocurrieran durante el año.
Coberturas de seguros para perros de caza
En cuanto a las coberturas, al tener un seguro para perros de caza aseguramos la responsabilidad civil por perro y, normalmente, una prima del seguro, que se calcula por cada perro de caza que esté asegurado.
No obstante, al realizar este tipo de seguros de caza lo mejor es asegurarse y leer claramente qué entra dentro de la cobertura del seguro y qué no se incluye dentro del servicio que estamos contratando. Así, el cazador conoce desde el principio cuáles son las condiciones del seguro de caza.
Para que nuestro perro esté cubierto por el seguro de caza, es necesario contratar un seguro de Responsabilidad Civil que cubra específicamente a nuestro perro, es decir, un seguro de Responsabilidad Civil Voluntaria o tener contratado un seguro de Responsabilidad Civil de cabeza de familia. Como perro asegurado se entiende:
Todos aquellos perros que han sido adiestrados para la caza, que tengan una edad superior a seis meses e inferior a doce años, que hayan sido identificados con microchip o tatuaje y con toda la documentación que se exige legalmente del animal en vigor.
Esta cobertura responde por los daños personales o corporales, materiales y perjuicios a consecuencia de ellos que hayan sido ocasionados a terceros por nuestros perros contemplados en la póliza del seguro de caza.
Para el caso de daños a terceros que nuestros perros pueden ocasionar durante la vida privada se pueden cubrir a través de una garantía opcional: Responsabilidad Civil Perros de caza (fuera de la caza).
La póliza no cubre los daños al perro en ningún caso al igual que al propietario del mismo. Sólo responde por los daños ocasionados a terceros.