Parece que están el hecho de tener distintas clases de mascotas ha evolucionado a través del tiempo. Hace unos años, lo común era considerar dentro de las posibilidades de conseguir una mascota, tener un perro, un gato, pececitos, tortugas, pájaros, loros y otros animales similares; sin considerar mascotas más grandes, para aquellos que tienen posibilidades de alojamiento de tamaño considerable, como pueden ser caballos o felinos de mayor tamaño.
Más adelante, comenzaron a ponerse de moda otra clase de mascotas, más exóticas y del gusto de unos pocos: las famosas iguanas, que inundaron el mercado, los lagartos, víboras, serpientes, arañas y hasta roedores como ratones y ratas.
No debemos olvidar que existió, también, la famosa “mascota virtual”, especie de aparatito, que venía con un pequeño programa, con una pantalla en la que se mostraba cuales eran las necesidades de la mascota en ese momento. Si tenía hambre había que alimentarla para que no se enfermara o muriera; si tenía sed había que brindarle agua; si estaba triste había que darle consuelo, si tenía frío, abrigarla, y así sucesivamente.
Este juego virtual, si bien no servía para aquellos que requieren de una mascota cariñosa, podía ser interesante para que los niños y adolescentes se dieran cuenta del trabajo y la responsabilidad que implica tener una; es decir que no se trata sólo de disfrutarla, sino también de cuidarla y mimarla para que esté saludable y se sienta bien.
En la actualidad, con el mundo globalizado, cada uno puede tener la mascota que quiere, de acuerdo a sus gustos y preferencias, ya que no es difícil acceder a animales que no eran tan fáciles de conseguir tiempo atrás. Pero las mascotas siguen cumpliendo el mismo papel importante que tuvieron siempre. Son objeto del cariño de muchos, ellas mismas nos brindan amor, y a veces nos entregan protección y compañía, de manera diferente, de acuerdo a cada una de sus características.