Cuando nuestro perro se ve con el problema de las pulgas, ése es un problema nuestro también y debemos ocuparnos de inmediato porque resulta molesto para el perro como para nosotros mismos, y por ello es que se han inventado los collares para pulgas. Los mismos suelen estar fabricados de variados materiales, sobretodo plástico y tienen una cierta cantidad de insecticidas que son eficaces para lograr la muerte y desaparición de las pulgas.
Aunque podríamos pensar que no hay más que comprar un collar para pulgas y ponerlo al perro y asunto solucionado. No es del todo así, como todo producto que tiene un componente delicado como los insecticidas, debe manejarse con cuidado. No debe usarse sin tomar precauciones, y ésas son: comprar el que sea el tamaño adecuado para el perro, si es muy grande lo morderá y puede envenenarse y si es muy pequeño igual no le sirve de nada. Debe estar en perfectas condiciones de manera que no haya riesgo con los insecticidas ni para el perro ni otros animales domésticos en casa.
Se suele dejar el collar de pulgas al perro durante mucho tiempo, hasta que éstas desaparezcan, y no se le quita hasta la hora de darle su baño. Los veterinarios recomiendan que no se usen los collares para perros en perros que son pequeños de edad o sea cachorros de menos de tres meses y jamás deben usarse en perras que estén preñadas. Lo mejor es pedir al veterinario que recomiende uno, para evitar intoxicación, o que resulte en daño y no beneficio para nuestro perro. Si el perro lo manipula y se muestra con intolerancia o intoxicado hay que llevarlo de inmediato al veterinario para evitar mayores problemas. Por demás siempre viene bien para atacar las pulgas que no dejan de presentarse en varias épocas del año.
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