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Historia de la Viuda Negra

Viuda Negra

La historia de la “viuda negra” es famosa:  la araña que después de tener un compañero del otro sexo, lo destruye lentamente hasta matarlo. Esta historia se traspasa a los humanos y se convierte en la leyenda que hace que a aquellas mujeres que son varias veces viudas se les diga las “viudas negras”, porque aniquilan a sus parejas.

Historia truculenta pero que se puede convertir en graciosa si le adapta en clave humorística.

El disfraz de viuda negra está, por eso, concebido para adultos y es un disfraz de personaje femenino, aunque puede resultar muy divertido si un hombre se anima a usarlo.

Es muy fácil para armarlo, ya que lo único que requiere es ropa negra, para que quede marcada la característica del luto y algún elemento que se constituya en símbolo de muerte. Puede ser un arma, una calabera, o algún signo que la signifique.

Se puede transformar en un disfraz muy sexy, si se lo adapta a este estilo, con minifaldas negras o escotes pronunciados. Las medias negras caladas pueden contribuir a crear el clima y se le pueden agregar ligas de encaje. ¿Por qué no un cuchillo manchado de sangre ubicado en una liga?

También pueden adaptarse accesorios que den la imagen que se busca, como puede ser un pañuelo en la mano de la disfrazada, que se puede llevar cada tanto a los ojos para secar las lágrimas por la espantosa pérdida.

La actitud de quien porta el disfraz es muy importante. Debe comunicar su mensaje a través de una mirada de costado, que muestre suspenso y misterio, pero a la vez esa mirada debe tener un carga de insinuación fatal para quien mire. No nos olvidemos que la viuda negra mata a sus parejas, pero éstas mueren contentas en sus brazos, por la gran atracción que ejerce sobre ellas.

La viuda negra teje su telaraña en torno al hombre que elige hasta atraparlo en ella y luego lo va matando lentamente con su truculenta seducción. La tela de la araña también puede estar presente en el disfraz, de varias maneras creativas.

Para quien se anime y se divierta con la actitud actoral a desempeñar con el disfraz es una muy buena opción a la hora de buscar uno que de que hablar.

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La muerte de una mascota

La muerte de una Mascota

Cualquiera sea la mascota que muere, el sentimiento de dolor, pérdida y angustia que trae consigo, es natural y lógico. Para poder asumirlo se requiere de un tiempo de elaboración del duelo, ya que nuestros animales son parte significativa de nuestras vidas.

Es probable que las personas que nos son afines a las mascotas no comprendan esta situación o tiendan a minimizarla, pero lo importante no es lo que los demás piensen sino lo que sentimos nosotros ante la pérdida. No vale la pena aumentar el dolor con discusiones inútiles, defendiendo una posición que para los demás puede resultar incomprensible.

Como en todo duelo, lo aconsejable es expresar lo que se siente en cualquier forma que se pueda: para algunos el desahogo ideal es una conversación con seres queridos; otros prefieren escribir poemas, pintar o dibujar, en otros casos se manifiesta el dolor llorando. Hay que tener en cuenta que las reacciones son muy personales y no es el momento de discutirlas sino de acompañarlas y comprenderlas.

Si en el entorno de la mascota hay niños, habrá que decírselo de la mejor manera posible, sin mentirles, porque esto puede minar la confianza que depositan en nosotros, pero adecuando la forma a la edad que el niño tenga. En estos casos es importante sacar del medio el concepto de “culpa”, ya que ante una pérdida de esta naturaleza el chico puede entender que la mascota no está más porque él le pegó, o lo rezongó o le hizo cualquier otra cosa. Si no es muy chico es un buen momento para hablar de la muerte como un proceso natural que forma parte del ciclo vital.

No se considera conveniente sustituir la mascota por otra inmediatamente, sea el mismo o diferente animal, ya que lo único que se logrará con esto es no procesar bien el duelo y probablemente no respetar la nueva identidad del otro animal, que no es el que murió sino otro y tiene todo el derecho a ser respetado y amado por sí mismo.

En aquellos casos en que el duelo no se procesa bien o se extiende por mucho tiempo, siempre se puede recurrir a una ayuda terapéutica especializada para saber cómo proceder.

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