Entre las enfermedades más comunes en los perros, se encuentra la amigdalitis.Esta suele presentarse a diferencia de los humanos en que corresponde a los fríos días invernales, en el verano, porque el perro es más susceptible a ella por estar en contacto con polvo y otros agentes que dan lugar a infección de las amígdalas. Aunque hay muchas causas de inflamación y muchas reacciones además de la amigdalitis propiamente, nauseas, tos, falta de apetito y decaimiento, fiebre y salivar en forma continua, con el decaimiento total.
Y aunque estos síntomas de amigdalitis se pueden confundir con otros, podemos confirmar el diagnóstico con ver las amígdalas que se dejan notar inflamadas con manchas blancas, y se puede deber a variadas causas como son la infección, vomito, tos crónica, tumores o patologías odontológicas avanzadas, pero es difícil en un perro determinarlo, es el veterinario que basado en su experiencia puede acercar un diagnóstico y basado en ello recomendar un antibiótico u otro producto que suponga una curación de la enfermedad y un alivio del malestar.
Como el perro no suele manifestar el dolor o la molestia que le provoca hasta que ya se siente bastante abrumado por ella, hay que estar vigilante, cuando la mascota suele comer menos, jugar menos y permanecer sin motivo inmóvil es que está sufriendo la enfermedad y es cuando debemos llevarla al veterinario, porque la amigdalitis es de las condiciones de salud que no se superan a menos que se administre un antibiótico. El veterinario determinará cuánto y por cuánto tiempo debe administrarse medicación a fin de que pueda sobrellevar el dolor y superar la infección que es cuando mermará la fiebre y el ánimo decaído tenderá a desaparecer. Durante la enfermedad es vital que el perro se hidrate por lo que habrá que administrarle muchos líquidos.