Si un perro se ha mantenido a lo largo de la existencia de su raza ocupado, ése sin duda ha sido el perro mastín napolitano, ocupado por el hombre en los más variados menesteres. Ha sido perro de combate, perro policía, guardián, perro para la defensa personal, perro de compañía, lo que le permitió ganarse fama de dominante, que sí es con otros perros, y de mal carácter que no lo es. Sus orígenes se remontan al mastín tibetano y se le encontraba entre las clases pudientes de Roma como perros de compañía mientras que algunos otros servían para espectáculos de pelea en el coliseo o bien como atracciones del circo romano.
El perro mastín napolitano fue durante mucho tiempo entrenado para la pelea y para actuar como vigilante y feroz guardián en granjas y hogares, aunque con el tiempo fue mostrando su faceta de carácter estable que bien puede ser dócil si así se le manda a comportarse, y lo que le ha permitido convertirse en un apreciado compañero para el ser humano. El mastín napolitano es un hermoso perro que por eso mismo es un raro ejemplar, suele tener color azulado, negros, gris, plomo, rubio, leonado o leonado estriado, con motas blancas en el pecho y patas.
Su peso de 70 kgs corresponde a una media de estatura entre los 65 a 85 cms. Es un perro grande y hermoso y como raza de perros muy pocos ejemplares, se debe tener mucho cuidado con él, sobretodo vigilando que reciba una alimentación adecuada que no le permita aumentar de peso, alimentarlo con arroz, pan y carne lo mantiene saludable y hermoso. Hoy se le conoce al perro mastín napolitano, como un perro de origen romano, puesto que ahí fue donde su raza más se expandió y fue muy apreciada, entre el resto de perros.
Imagen: Mastín napolitano